Por el Lic. Gustavo F. González*
Supongo que usted ha leído alguna de las
tantas encuestas que nutren hoy en día medios gráficos, radiales, televisivos,
Web y redes sociales. Supongo, que como a tantos, debe llamarle la atención la
disparidad de porcentajes y datos que presentan encuestadoras de renombre o no
tanto a lo largo de nuestro país, en cuanto a los resultados que presentarían
las elecciones a nivel nacional, provincial y local. Esos diferentes
resultados pueden deberse a dos tipos de errores: los muestrales (se
equivocaron en las personas encuestadas, seleccionaron sin ningún criterio de
aleatoriedad, sobre o sub-representaron algún grupo etario, de género, de
condición socioeconómico o sociocultural, etc.); o errores no muestrales
(problemas humanos en la carga de datos, los encuestadores incidieron en las
respuestas, se leyeron mal los datos y el informe es inexacto, etc.). A
estas “anotaciones” para una más adecuada lectura de una encuesta,
deberíamos agregarle saber quién la hizo (generalmente lo sabemos), quién la
paga (generalmente no lo sabemos), fecha de realización, lugar o lugares,
cantidad de preguntas, tipo de preguntas, qué se preguntó y cómo, margen de
error, tipo de encuesta, tasa de no respondencia, entre otros datos necesarios. Bien, llegamos a los resultados: se realiza el
informe; el otro paso es su publicación. Si hay, si se pide rigurosidad
informativa, lo informado no debe variar con el resultado de la encuesta.
Pero por supuesto que estas publicaciones generan
sentido; por ejemplo no es lo mismo que primero sea A, que B o que C; que la
distancia entre uno y otro sea dentro del margen de error (generalmente las
encuestas publicadas tienen un margen de error superior al +/-3 %, es decir que
el resultado obtenido por A puede ir 3 % para arriba o para abajo, igual que el
candidato B y el C); no es lo mismo que pregunte por candidato, por formula,
que encueste intención de voto o imagen, que encueste para las PASO (con muchos
candidatos por partido o frente) o que pregunte para las generales, que
pregunte balotaje, que ponga todos los candidatos o sólo algunos, etc.
Es decir, que la complejidad que presenta una
encuesta, aquí desarrollada brevemente, requiere rigurosidad en varias de las
etapas que van desde la confección del cuestionario, la muestra, el trabajo de
campo, el proceso de data entry, la realización del informe y la
publicación de los resultados.
Estos criterios de rigurosidad que se deberían
observar al publicar una encuesta, vale aclarar, generalmente no son cumplidos
por los medios de comunicación; otras tantas veces tampoco son respetados por
las empresas encuestadoras.
Si se pide rigurosidad informativa, lo informado no debe variar con el
resultado de la encuesta
Por eso cuando se verifica tamaña diferencia en los resultados
de las encuestas, se sospecha que se incide para buscar un efecto en lectores,
grupos de presión, decisores, partidos políticos u opinión pública en general.
Por supuesto que estas muchas veces abismales diferencias entre los resultados,
horadan la confianza en éste válido método científico estadístico. Vale
aclarar, en nuestro país no hay legislación que indique cómo debe publicarse
una encuesta; ¿inciden en el voto de la gente, establecen opinión?, preguntará
Usted: parte de la biblioteca dice que sí, parte que no, pero es una discusión
para otro análisis. Punto y aparte. Cambiemos el foco de atención.
Según una información
publicada por un destacado y decano medio grafico de nuestro país “En un mapa
mundial de riesgo político para los inversores, la Argentina está entre los
peores”, verhttp://www.lanacion.com.ar/1773529-mapa-de-riesgo-politico-aon-argentina-cuba-bolivia-venezuela
Resalta que la empresa
AON, “una de las mayores compañías del mundo en gestión de riesgos, seguros y
consultoría”, presentó el "mapa de
riesgo político 2015", en el que califica a la Argentina como
de "alto riesgo".
El texto brevemente da cuenta de la información dada a
conocer por la empresa, en contraste con el grandilocuente título en su
manifiesta significancia. Seis párrafos con poco más de 200 palabras bastan al
medio grafico para explicar la toma de posición de una empresa mundial, hasta
con sede en Argentina, que les aconseja a inversores invertir o no en tal o
cual país del mundo.
La primera intención es ir al mapa mundial referido,
la pregunta que aparece es por qué Estados Unidos, México, Chile, Alemania,
Gran Bretaña, entre otras naciones no se encuentran calificadas; “unrated” se
lee en ingles al señalar esos países. Pero tampoco están las complicadas en
términos económicos Italia, España, Grecia. La explicación de porqué hay unos
países y otros no, en la nota no se encuentra.
Puedo inferir porque no tienen riesgo político,
¿Grecia y su nuevo gobierno?, ¿España y su crisis económica?, ¿Italia y su
debacle no merecen comentarios? ¿Y Turquía tampoco, y Rumania?
Dicho esto, y yendo a la construcción del informe. A
quien consulta AON para adjudicar estas calificaciones, ¿a empresarios de cada
país?, ¿de empresas de capitales extranjeros y nacionales?, ¿empresas
automotrices, alimentarias, de servicios, de producción primaria?, ¿empresas
que exportan, que se dedican al mercado interno?, ¿pymes y mini pymes también?,
¿consulta a embajadores de países?, ¿ a políticos opositores y oficialistas?,
¿legisladores y jueces?, ¿a funcionarios?, ¿también empresas del interior o solo
de grandes urbes?, ¿ y a las cámaras empresarias?, ¿al sector financiero?, ¿y a
las universidades públicas y privadas?, ¿con cuántas consultas establece la
escala?, ¿se ponderan los resultados y se adjudica un promedio, o todos
responden lo mismo?, ¿y qué preguntan?, ¿cuántas preguntas?, ¿de qué forma se
consultó?, ¿es anónima?, ¿quién responde?, ¿el sector finanzas?, ¿legales?,
¿recursos humanos?, ¿la casa matriz?, ¿un CEO?, etc.
Usted podrá aseverar que de algún lado salen los
datos, ¿pero no se debería informar cómo se confecciona esta escala?, ¿o debo
creer sólo con ver quién la hizo o quién la publicó?
¿Esta información no genera sentido, opinión, mirada?
¿No deberíamos pedir mayor rigurosidad profesional? ¿No se es así también
responsable de sospechas de manipulación, de generar tendencias,
incertidumbres, miedos?
La respuesta podría girar en torno a:”la encuesta es
un método científico estadístico, no le pidamos la misma rigurosidad a una nota
periodística”. Cuando una nota construye sentido, establece opinión, crea
discurso, también es esperable que se atenga a cánones similares a la
rigurosidad científica.
*Lic. Gustavo F. González: Director del CICEOP -Centro
de Estudios de Opinión Pública- Facultad de Periodismo y Comunicación Social
UNLP
Supongo que usted ha leído alguna de las tantas encuestas que nutren hoy en día medios gráficos, radiales, televisivos, Web y redes sociales. Supongo, que como a tantos, debe llamarle la atención la disparidad de porcentajes y datos que presentan encuestadoras de renombre o no tanto a lo largo de nuestro país, en cuanto a los resultados que presentarían las elecciones a nivel nacional, provincial y local. Esos diferentes resultados pueden deberse a dos tipos de errores: los muestrales (se equivocaron en las personas encuestadas, seleccionaron sin ningún criterio de aleatoriedad, sobre o sub-representaron algún grupo etario, de género, de condición socioeconómico o sociocultural, etc.); o errores no muestrales (problemas humanos en la carga de datos, los encuestadores incidieron en las respuestas, se leyeron mal los datos y el informe es inexacto, etc.). A estas “anotaciones” para una más adecuada lectura de una encuesta, deberíamos agregarle saber quién la hizo (generalmente lo sabemos), quién la paga (generalmente no lo sabemos), fecha de realización, lugar o lugares, cantidad de preguntas, tipo de preguntas, qué se preguntó y cómo, margen de error, tipo de encuesta, tasa de no respondencia, entre otros datos necesarios. Bien, llegamos a los resultados: se realiza el informe; el otro paso es su publicación. Si hay, si se pide rigurosidad informativa, lo informado no debe variar con el resultado de la encuesta.
Si se pide rigurosidad informativa, lo informado no debe variar con el
resultado de la encuesta